El jefe de sala constituye el alma del lugar. Conoce tanto los orígenes como las anécdotas acontecidas en el restaurante. El jefe de sala crea el vínculo entre la cocina y el comedor, entre el chef y los comensales. Transmite el alma de la cocina y tiene el cometido describir la esencia del manjar. Este profesional, auténtico director de orquesta de un baile organizado al milímetro, garantiza el buen funcionamiento del servicio y procura que quede grabado en la mente de los clientes un placentero recuerdo gastronómico.