Cenar en la segunda planta de la Torre Eiffel es una experiencia fuera de lo común. Este monumento es también un enclave gastronómico desde que el chef de Le Pré Catelan, Frédéric Anton, instalara su piano. La sala, con su estética del siglo XX, la inmutable modernidad del espíritu francés y suspendida a 125 metros sobre los tejados de París, juega con la feminidad y la legendaria irreverencia que caracterizan a la Dama de Hierro. Frédéric Anton trabaja con composiciones gráficas y coge altura estableciendo colaboraciones durables con productores y artesanos parisinos. Una bodega bien dotada constituye igualmente uno de los pilares de este edificio tan aéreo como voluptuoso.