Al conectar con la naturaleza se descubre su humanidad. El propietario del lugar, impulsado por esta visión, ha pasado más de veinte años acondicionando el bosque y las colinas y excavando las aguas termales, para crear este extraordinario lugar. Unas cuantas ciudades de arquitectura sobria, perdidas en el bosque y con vistas a las montañas volcánicas de Kagoshima, acogen a aquellos que buscan la tranquilidad. La calma reina, los baños y el spa a cielo abierto relajan el cuerpo y las espectaculares vistas al monte Kirishima liberan la mente. El restaurante, arraigado en su región, sirve una cocina original a base de verduras de la huerta y de pollos criados allí mismo, en la granja.