El Château de Fonscolombe, antiguamente residencia de una gran familia de humanistas provenzales, ha mantenido su espíritu. Sus salones, adornados con pieles genovesas y papel pintado chino, hacen eco aún de la vivacidad de su ingenio. El parque, con sus senderos y sus majestuosos árboles, es la herencia del botánico de la familia. El restaurante La Table de l'Orangerie ha sabido unirse al encanto elegante, rústico y provenzal de la finca. Agradables y tranquilos en invierno, sus "cuartos de verano" permanecen a la sombra del majestuoso ciprés calvo. El chef Marc Fontanne insufla allí su creatividad y propone una cocina moderna con sabores provenzales originales en armonía con la riqueza del terruño.