En este palacete señorial renacentista, en el centro de Romorantin − capital de la Sologne − que motivó el viaje de Leonardo da Vinci a Francia, el Chef Didier Clément disfruta experimentando con sabores naturales inéditos. De sus lecturas, encuentros y paseos por la Sologne nace su cocina de autor, que revaloriza productos casi olvidados como la angélica, la flor de saúco o la pimienta malagueta, y sorprenderá a su paladar. Espárragos blancos, níscalos de bosque y caza en temporada, además de unos postres exquisitos, despertarán sutilmente todos sus sentidos. Todo ello acompañado de una espectacular carta de vinos del Loira.