Sus cinco sentidos cobran vida en cuanto abandona su vehículo y se une a la naturaleza: su olfato se intensifica, cada sonido aviva su imaginación, sus ojos recorren el horizonte y su corazón se empieza a acelerar al explorar los alrededores. Estos son solo algunas de las sensaciones que sentirá al pasear por las vías fluviales y canales del delta de Okavango acompañado de su guía.