1/ En plena selva en el Imanta Imanta Punta de Mita (México)
Un enclave en medio de la selva tropical con vistas al Pacífico, pero muy cerca de las calles animadas de Puerto Vallarta. La «Casa del Árbol», construida con madera de pino y piedra natural local, representa el marco idóneo para una escapada en pareja, rodeados por un lado de vegetación y las montañas de Punta de Mita y, por otro lado, una playa privada de aguas cristalinas con peces de colores. De día, se puede elegir entre jugar al golf en un campo de 18 hoyos, disfrutar de una excursión organizada por el mar, clases de yoga o un tratamiento en el spa. De noche, nada mejor como cenar en la intimidad de la casa antes de arrellanarse en una amplia habitación desde la que se pueden divisar ballenas jorobadas en invierno.
2/ Frente al Etna en el Monaci delle Terre Nere (Italia)
Una casa instalada en un terreno de 25 hectáreas respetuoso con el medioambiente, en un entorno rural de Sicilia con vistas a los viñedos y el Etna, con el Mediterráneo a lo lejos. Una experiencia íntima, a apenas unos cientos de metros de las lujosas instalaciones del hotel. Con una superficie de 150 m², la antigua granja con vigas a la vista alberga dos habitaciones muy confortables y decoradas en un estilo contemporáneo con suelo de parqué. Tras un masaje en la villa, nada mejor como tomar el aperitivo en el gran jardín privado admirando el Etna. Si queremos probar la carta «Slow Food» del restaurante Locanda Nerello, contaremos con un buggy de golf a disposición para desplazarnos.
© Alfio Garozzo
3/ Aislarse del mundanal ruido en el Sonora Resort (Canadá)
Un tesoro oculto en la Columbia Británica, en medio de un archipiélago del Pacífico, accesible únicamente por mar o aire. Un destino acogedor y refinado para descubrir la fauna local: osos pardos en un paseo matutino, delfines y ballenas chapoteando mar adentro, águilas posadas en los árboles… Para recobrarse de tanta emoción, rumbo al spa del hotel con sus piscinas de agua mineral a diferentes temperaturas, una sesión de pesca de trucha o una deliciosa cena elaborada por un chef amante de los productos locales. La experiencia termina en la intimidad de la «Platinium Plus Private Villa», con vistas al océano desde las habitaciones, jacuzzi, una sala de billar y una cocina totalmente equipada.
4/ Aventura en el Chewton Glen (Reino Unido)
Para una escapada romántica en pareja o con niños que alucinarán con la habitación del ático, subimos a la cima de los árboles para acomodarnos en uno de los «Treehouse Loft». Una fabulosa sensación de jugar a ser aventureros en estas cabañas confortables colgadas sobre pilotes, pero sin renunciar a las comodidades modernas y un mobiliario cuidadosamente seleccionado: salón abierto hacia la arboleda, bañera con vistas e incluso unas botas de lluvia Hunter a disposición. Si en algún momento queremos volver a tierra firme, a dos pasos se encuentran todos los servicios del hotel de lujo, con cancha de tenis, campo de cróquet, pesca, dos campos de golf y, por supuesto, piscina interior y exterior.
5/ El libro de la jungla en el Txai Resort Itacaré (Brasil)
¿Cómo es la versión de lujo del bungaló de playa? Como estas cabañas cinco estrellas de madera y materias naturales en la playa o en la ladera de la colina, con terraza sobre pilotes y ducha al aire libre. ¿Dónde? En Brasil, junto al bosque atlántico, en el Estado de Bahía. La interminable playa de Itacarezinho es un paraje típico de postal con su arena fina, cocoteros y el océano de aguas cristalinas. Para relajarse, nada mejor como acudir al bungaló del spa Shamash que ofrece tratamientos con productos naturales de la región. El resto del día puede completarse con clases de surf, un paseo en barco por la bahía de Camanu o el avistamiento de pájaros antes de degustar una cena de influencia franco-brasileña, en el comedor privado de la cabaña o en el restaurante.
6/ Memorias de África en el Bushmans Kloof Wilderness Reserve and Wellness Retreat (Sudáfrica)
Unos yacimientos fascinantes de arte rupestre con pinturas de los bosquimanos con más de diez mil años de antigüedad, una naturaleza preservada, rocas accidentadas… A los pies de la cordillera de Cederberg, existe un remanso de paz en la provincia del Cabo Occidental. Para sumergirse en el hábitat de la fauna local, dejamos las maletas en medio de las llanuras, en el Koro Lodge, que se compone de dos habitaciones y una piscina sin fin. Además de la comida cuidadosamente elaborada in situ por un chef cocinero, la ubicación de esta villa ofrece la oportunidad de disfrutar de múltiples actividades para descubrir los alrededores. Con una simple llamada, un chófer nos lleva al edificio principal a tres kilómetros de distancia para regalarnos un tratamiento holístico en el spa o disfrutar de una visita guiada por la reserva.
7/ Patrimonio histórico en La Chapelle Saint-Martin (Haute-Vienne)
A pocos kilómetros de Limoges, ubicada en una extensa propiedad arbolada con estanques contemplativos, se encuentra La Chapelle Saint-Martin, antigua residencia de fabricantes de porcelana del siglo XIX, dirigida hoy por el chef Gilles Dugognon, galardonado con estrellas Michelin. A diez minutos del hotel, un edificio del siglo XII alberga Le Clos Colombier con su Puente Colombier declarado Monumento histórico, su piscina de 18 metros y su jardín de árboles frutales. La villa cuenta con 480 m2 de espacio habitable, distribuido en tres suites y dos dormitorios que pueden albergar hasta 16 personas, una cocina profesional Gaggeneau totalmente equipada y un gimnasio privado. Y como colofón, la torre del château reconvertida en bodega para la degustación de licores.
8/ El salvaje oeste en el Dunton Dunton Hot Springs (Estados Unidos)
En este antiguo pueblo minero, convertido en ciudad fantasma en las montañas de Colorado, encontramos un lugar singular que resucita el espíritu de la Fiebre del oro con sus chalés construidos con troncos de madera. Para sumergirse en el ambiente, nos acomodamos en el Saloon con su bar de época y sus viejos carteles de películas de vaqueros antes de darnos un chapuzón en los manantiales de aguas cálidas naturales en el río. Varias opciones ultraconfortables a modo de cuartel general, como unas tiendas de campaña con dos habitaciones y cuarto de baño privado o una cabaña con estufa de leña y vistas a las montañas. Una escapada atemporal donde las haya.
9/ Las mil y una noches en el Sujan The Serai, Jaisalmer (India)
Para jugar a los marajás durante las vacaciones, rumbo a este campamento de lujo en medio de la estepa. El lugar recupera el espíritu de las caravanas reales de Rajputana, pero insuflándole todas las comodidades modernas. El campamento base: una villa para dos personas con porche hacia la garriga y un mayordomo a disposición con un simple toque de campanilla. Ideal para descubrir la mítica Ciudad Dorada de Jaisalmer, declarada patrimonio mundial por la UNESCO. Tras un safari a lomos de un camello, un curso de alfarería y la observación de la puesta de sol en el desierto de Thar; o una sesión relajante en el spa Suján, famoso por sus tratamientos ayurvédicos, o una clase de meditación ante de cenar en el restaurante del hotel, con la música de fondo de los trovadores manganiares.
10/ El sabor de la jungla en el Awasi Iguazú (Argentina)
¿A quién no le gustaría dormir en medio de la jungla? Rumbo pues a las cataratas de Iguazú, en su parte argentina. En medio de una frondosa vegetación, esta villa sobre pilotes de 140 m² que domina el Atlántico alberga dos habitaciones y una piscina privada. La decoración apuesta por la artesanía guaraní con sus tejidos tradicionales. Si surge la necesidad de volver a la civilización, basta con caminar por la pasarela para llegar hasta el edificio principal, donde incluso se puede degustar una cocina de arraigo local. La villa incluye pensión completa, así como numerosas excursiones, una visita a las cataratas con un guía privado, inmersión en la cultura de los guaranís o paseos guiados para observar la fauna y flora locales.