Bruno Oger dejó las cocinas de un palacio en Cannes y lo animado de la Croisette para instalarse en Le Cannet, inmerso en la tranquilidad de la Villa Archange y su sombreado patio. Este edificio provenzal del siglo XVIII, restaurado según la normativa artística y decorado con buen gusto, representa la sensibilidad del chef que trabaja los clásicos de la cocina francesa. Ejecución precisa y composición sabia, el dominio es perfecto, la presentación refinada. Ostras N.° 2 y caviar Osetra preceden al delicioso rodaballo con apio, hierbas frescas, chalotas y nueces. Para rematar, delicias de ángeles con aromas etéreos de Yohan Jara, todo ello con el cordial apoyo de un servicio impecable.